El Alcalde, su Sombrero y su Tierra
Por Silvia Cano García
En Uruapan, tierra verde y brava,
una figura con sombrero andaba.
Carlos Manzo, el nombre que la gente dio,
un hombre del pueblo que al poder subió.
Con ciencias Políticas en su saber,
más con las manos listas para hacer.
Farmacias gratuitas, un gesto de amor,
sembrando esperanza y mitigando dolor.
De diputado a Alcalde, con voto valiente,
primer independiente, un caso elocuente.
"El del sombrero", le decían con fervor,
un líder que el cambio quería con ardor.
Bajo la sombra del Parque Nacional,
donde el Cupatizio fluye natural,
entre helechos gigantes y agua cristalina,
soñó con un Uruapan que al fin se ilumina.
Cerca la Tzaráracua, "cedazo" purépecha,
cascada imponente, belleza que estrecha
el lazo con la tierra, con fuerza y rumor,
que Manzo quería libre de todo opresor.
Y en la distancia, la oscura memoria,
del volcán Paricutín, su efímera gloria.
Nacido de un surco, en un día fatal,
recordando a los hombres su ser temporal.
Al "Bukele mexicano" le apodaron, tal vez,
pero el era Manzo, con su propia tez.
De frente a la Mafía, sin miedo a callar,
sus denuncias valientes no dejaban de hablar.
Sabia del peligro, sentía el temor,
pidió protección, más fue en vano el clamor.
En la plaza pública, con la noche de velas,
la violencia cobarde apagó sus querellas.
un primero de noviembre, un disparo fatal,
silencio la voz del líder local.
la historia recuerda su paso fugas,
un hombre que busco en la guerra, la Paz.
Su legado queda en cada rincón,
de un alcalde que tuvo un gran corazón.
Carlos Manzo, el hombre el político fiel,
marcado por un destino cruel.
Silvia Cano Garcia
( Todos los derechos reservados)

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