La jorobada de Manzanillo, Colima
En el puerto de Manzanillo, junto al mar que canta y brilla,
nace una historia de vida, memoria en la costilla.
No de bronce ni de Piedra, ni cincel de artista amado,
sino hueso real y blanco, por el tiempo preservado.
En el jardín Álvaro Obregón, donde la brisa se posa,
descansa un gigante noble, figura majestosa.
Mayo veintidós fue el día, del año
veintitrés,
que el esqueleto de la Megaptera se
mostro por vez primera, altivez.
La Universidad de Colima, con
ciencia y dedicación,
limpio cada vértebra, con espero y
con pasión.
Un mensaje trae consigo, la ballena
en su osamenta:
del cuidado de la vida que el óceano
sustenta.
De octubre hasta abril navegan, las
reinas del horizonte,
pero esta se queda anclada, como un faro en el monte.
Un recordatorio mudo, un simbolo de la mar,
para que el hombre comprenda y aprenda a conservar.
Junto al Pez vela icónico, un nuevo
guardián se erige,
la osamenta de la ballena, que al
alma del puerto dirige.
Un monumento a la vida, frágil bajo
el sol ardiente.
que nos habla del respeto al gigante
del poniente.
Silvia Cano Garcia
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